lunes, 30 de noviembre de 2009

CADA UNO TIENE LO QUE SE MERECE

La relación de muchos cacereños con la Virgen de la Montaña suele venir asociada al recuerdo de un mayor.Es muy común escuchar a devotos que al echar la mirada atrás dicen, “yo venía de la mano de mi madre”, en ocasiones era el padre o los abuelos, pero siempre estamos unidos a una figura entrañable que en silencio nos enseñó, sin que nuestro instructor se diera cuenta, a ver a la Virgen con una mirada especial.

Cuando por primera vez me enfundé de azul cielo, recuerdo el día y la hora con exactitud, sabía que no iba a ser la última y que mi vida estaría íntimamente ligada a estos colores y sabores, olores y miradas, porque yo sabía que mi padre me vistió con todo el cariño del mundo.Fue una liturgia completamente trivial,carente de protocolo, pero me sentí importante cuando en último lugar me colocó la medalla como el mozo de espadas que aprieta los machos del maestro.Hasta este momento yo pensé que esto era una cosa de niños.

Cuando nos acercamos a la Virgen, Ésta estaba rodeada de vetustos señores vestido como yo, inquietos, pero seguros, serios pero tiernos, “mírala que bonita y que chiquinina” ¿Cómo podían salir esas delicadas palabras de rostros tan ajados?


Germán González, Paco Acedo, Manuel Benítez, Ernesto Rosado-Cunda-, Domingo Lancho, Luís Losada, Lorenzo Vivas, Miguel Casero, Manolo Casero, Antonio Monje, Joaquín Guerra , Santiago Collado, Fausto Picapiedra, Luís Aranguren, Marcelino Pacheco entre otros, estos rostros son difíciles de borrar de mi memoria , algunos ya fallecidos.

De entre estas personas que me ayudaron a identificarme como hermano de la cofradía quiero recordar a JOSE MÁRÍA BELLOSO SOLANA.

Recuerdo su ultima bajada, despacio, recio, quizás inquebrantable en sus órdenes, precisamente para que todo transcurriese como siempre, o sea fácil, sencillo y sin alharacas, midiendo el paso sólo con escuchar el baqueteo de las horquillas, cuidando el camino, pendiente de todos aquellos insignificantes detalles que hacen grande la procesión, “aquí damos la vuelta”, “aquí la cogen los devotos” “paramos allí que una señora quiere ofrecer unas flores”.

Este año , aún con la tristeza rebosando por los ojos, el recuerdo de Josémari nos acompañó en la procesión, su vara de Hermano Mayor acompañó el andar de la Patrona pero esta vez mucho más cerca de Ella, prendida de su manto, para no separarse nunca más de su lado.

José María Belloso Solana, “Chisme” para aquellos que le queríamos, ¡ahora si ¡ verdaderamente , “tienes lo que te mereces” acompañar a Jesús y María en los Cielos.

Que la Virgen Santísima de la Montaña te tenga en su seno, en lugar que te corresponde.

Lirón de Robles

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